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¿Por qué es malo la caza de ballenas?
La caza indiscriminada de estos magníficos animales sigue a la orden del día en países como Noruega, Islandia y Japón. A este grave problema se suman nuevos enemigos: el cambio climático, la contaminación y la destrucción de su hábitat. Está claro que queda mucho por hacer para salvar a las ballenas.
¿Por qué es importante proteger a las ballenas?
Proteger a las ballenas es importante para poder mantener océanos saludables para todos. Estos animales fertilizan los ecosistemas marinos e incluso nos ayudan a combatir la crisis climática; en promedio, a lo largo de su vida, una ballena confina la misma cantidad de carbono que el equivalente a 1,000 árboles.
¿Qué podemos aprender de las ballenas?
Las ballenas son los animales más grandes que jamás hayan existido. Pertenecen a un grupo de mamíferos marinos conocidos como cetáceos. No son peces porque tienen sangre caliente, respiran aire a través de pulmones y dan a luz a crías vivas que se alimentan de leche materna.
¿Qué países pueden cazar ballenas?
Junto con Japón, Noruega e Islandia están entre los principales países cazadores de estas especies.
¿Por qué es necesaria la caza de ballenas?
Varios gobiernos miembros de la CBI han argumentado que la caza de ballenas es necesaria ya que éstas devastan amplias zonas tradicionales de pesca.
¿Por qué no se puede cazar ballenas en Japón?
¡Pide que dejen de cazarlas y que trabajen con la comunidad internacional para su protección! El Gobierno de Japón ha vuelto a cazar ballenas, una práctica que está prohibida desde hace décadas. ¡Exige al gobierno de Japón que abandone definitivamente la caza comercial de ballenas!
¿Quién puede matar las ballenas?
Así, las ballenas se encuentran bajo el control internacional y dado que legalmente no son un recurso de ningún país ninguna nación puede reclamar el derecho moral de matarlas.
¿Cuál es el origen de la caza comercial de ballenas?
La caza comercial de ballenas comenzó en el siglo XVII, ya que de ellas se obtenían aceites y otros productos. En el siglo XX el uso de la tecnología y el aumento de la demanda superaron el límite sostenible por las ballenas, poniendo en riesgo sus poblaciones.