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¿Qué significa olor a pan recién horneado?
El olor a pan recién horneado es uno de los reyes del marketing sensorial, invita a la compra, potencia el consumo. Como no todo el mundo hornea a cada rato se ha extendido el uso de ambientadores con aroma a pan en tiendas, supermercados, cadenas de comidas y centros comerciales.
¿Cómo se describe el olor del pan?
Durante el proceso de amasado, los aromas se crean gracias a la actividad enzimática, mientras que la fermentación de la masa origina aromas fundamentalmente en la miga. Por otra parte, el periodo de cocción influye principalmente en el olor de la corteza.
¿Cómo se describe el aroma?
El olor es la sensación resultante de la recepción de un estímulo por el sistema sensorial olfativo, y se genera por una mezcla compleja de gases, vapores y polvo, donde la composición de la mezcla influye en el tipo de olor percibido por el receptor. En contraste, lo que no percibe el olfato se denomina inodoro.
¿Por qué nos gusta el olor a pan recién horneado?
No me sorprende que el olor a pan recién horneado sea uno de los más mágicos para la gente, y es que “el olfato (…) no se procesa conscientemente. La información va derechito a nuestros centros de emoción y memoria”. Aquí el artículo que indaga sobre el porqué nos gusta su olor.
¿Cómo se produce el olor de pan recién hecho?
Se produce un cambio de color en la superficie, normalmente tonos marrones o dorados. Se forma la miga que aumenta de volumen y el exterior pierde agua y se vuelve crujiente. A nivel olfativo lo notaremos porque hay desprendimiento de sustancias volátiles, ese olor tan característico a pan recién hecho que tanto nos gusta.
¿Qué pasa si introducimos el pan en un horno precalentado?
Si introducimos el pan en un horno precalentado a una temperatura muy alta y sin vapor, puede que la corteza del pan se endurezca demasiado rápidamente, siendo difícil que el pan pueda aumentar de volumen. Obtendríamos un pan seco y demasiado compacto.
¿Cuál es la temperatura ideal para el horneado de pan?
Es necesario aportar una temperatura elevada, sobre todo al principio, que a medida que avanza el horneado se irá disminuyendo. Si el pan se hornea a una temperatura superior a 200°C se pueden formar compuestos cancerígenos en la corteza. La temperatura que debe alcanzar el interior del pan para estar bien cocido es de 82-99ºC.