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¿Cómo llegó el cristianismo a España?
El cristianismo penetró en Hispania desde el Norte de África, región prontamente cristianizada, y siguió las rutas de penetración de otras religiones y cultos orientales en el occidente romano, como fueron los campamentos legionarios, las colonias comerciales o la llegada de predicadores y misioneros.
¿Quién trajo el cristianismo a España?
Teodosio I el Grande fue el último soberano que gobernó a la vez la mitad occidental y la oriental del Imperio romano, en las que impuso el cristianismo. Un emperador romano español impuso el cristianismo en España y esa es la otra gran herencia romana. Los romanos nos dejaron nuestro actual idioma y nuestra religión.
¿Cuáles son los testimonios más antiguos de la presencia del cristianismo en Hispania?
Los testimonios más antiguos de la presencia del cristianismo en Hispania son los de Ireneo de Lyon, Tertuliano y la Carta LXVII de San Cipriano, obispo de Cartago ( 254, en plena persecución de Decio ), en la que condenaba a los obispos libeláticos Basílides de Astorga y Marcial de Mérida.
¿Cómo era la religión de los creyentes católicos?
Como la mayor parte de los creyentes católicos, la religión de estos individuos estaba marcada por la magia. Varios de ellos traían en sus cabalgadura pequeñas imágenes de la Virgen y portaban entre sus pertenecías reliquias y estampas de santos que les servían como amuletos protectores.
¿Cuáles fueron los principales focos de la Reforma protestante en España?
Monasterio de San Isidoro del Campo, Sevilla, uno de los principales focos de la Reforma Protestante en España. En el siglo XVI también existieron corrientes de espiritualidad alejadas de la postura religiosa oficial que procuraban vivir y defender un cristianismo diferente.
¿Cuál es la relación entre la España marxista y la cultura cristiana?
Mientras en la España marxista se vive sin Dios, en las regiones indemnes o reconquistadas se celebra profusamente el culto divino y pululan y florecen nuevas manifestaciones de la vida cristiana. tuvo una gran repercusión internacional, atrayendo apoyos al bando franquista, sobre todo entre los católicos franceses y estadounidenses y el Vaticano.